El caos de los 1.700 millones (El Prat)

El caos de los 1.700 millones (El Prat)

Los independentistas catalanes, excitados por una élite radical que sólo ha sabido medrar en la política, carente de todo input acerca del mundo real (aunque viajen en coche oficial y oigan el reventar de las olas del mar encaramados a grandes yates), han decidido que los 1.700 millones que graciosa y generosamente les había concedido el Gobierno no es un asunto que merezca consideración.

Incluso, la vicepresidenta Yolanda Díaz se ha ido hasta ese lar barcelonés a presumir de tal desistimiento. Sinceramente, celebro la decisión. 1.700 millones es mucho dinero en las alforjas de cualquier territorio, especialmente para aquellos que llevan décadas, mejor, siglos, resultando la cenicienta en los objetivos de los grandes salones del Estado.

¿Imaginan lo que pueden hacer los sorianos, sin ir más lejos, con esa morterada de millones? Otra cosa sea el desaire que esa élite cavernaria le ha propinado a Pedro Sánchez entre las imprecaciones de los señores de la economía real catalana.

Puede poner otros ejemplos en distintos territorios. Desde Asturias a la Andalucía profunda; desde Aragón a Galicia; desde Murcia a Guadalajara. Si ese dinero fue prometido por el Gobierno es porque lo tiene o aspira a tenerlo. De modo y manera que no se pierda en gasto corriente. No he visto ni oído a representantes de otros territorios -también podría señalar a León, una provincia con muy serios problemas económicos y de futuro-acudir solícitos a poner el cazo a ver si, por casualidad, la suerte llama a su puerta.

El hecho en sí demuestra, que los vuelos gallináceos de los independentistas no llegan más allá del dintel de sus casas. Creo que por una vez, han hecho historia, en efecto. Supongo que apretarán por otro lado… En este carajal gubernamental lo que realmente me parece entrañable es que la ministra de Trabajo y vicepresidenta, diga esto: “he trabajado en silencio para que la ampliación de El Prat no fuera posible…”.

La ministra de Trabajo, oiga. ¿No se iban a crear miles de puestos de trabajo en esa encomienda? Es difícil entender que se pueda presumir de poner sordina a tal cantidad de empleos perdidos en la ciénaga del Prat.
¡La leche!

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